
En mal momento el asunto de El Mayo
BEJALTIK
F. Darinel
…
y canta y juega el viento en el camino
y en el cauce el arroyo cristalino
y en el rubio trigal las amapolas
Marcos R. Blanco Belmonte
(Fragmento; poema: El violín de Yanko)
ESO ES TODO
LOS CAMINOS DE HOY
Tocar el asunto de las ejecuciones, es un asunto muy escabroso, no solo porque no se tiene la claridad de qué en realidad sucedió, cuáles fueron los móviles o móvil de ello, aunque se puede especular ocultamente con casi certeza las razones de esto, dado el momento tan crítico que vive nuestro país.
Por eso la realidad del asunto, aunque se presuma con certidumbre, en el caso del periodismo en México, eso mejor no se toca, por razones que aparentan ser muy simples, pero que para quienes escriben son asuntos capitales, en donde en primer lugar está la seguridad de una familia y la propia.
Por eso es que ayer que se vio interrumpida, la más o menos aceptable paz que venía teniendo nuestro municipio, o nuestra ciudad, fue el agregado de un poco más al miedo oculto que tenemos, un miedo que no damos a conocer del todo, del cual no gustamos de hablar, pero que está ahí, casi a flor de piel, subyaciendo en nuestra vida diaria.
Resulta muy peligroso; de hecho es muy peligroso, aunque para el ojo o el conocimiento del general de la población parezcan ser casos aislados de violencia, como el que ocurrió ayer, cuando en realidad, sin saberlo, también ahí muy cerca de nuestro entorno, muy escasamente debajo de la piel cotidiana de la sociedad, lo que en realidad ocurre en estos siniestros momentos de la vida de todo nuestro país, es una continua historia de terror e inseguridad.
Y sí, es mejor hablar en voz baja, o es mejor no comentar nada de nada con nadie, porque en estos días no se sabe con quién se platica y resulta de alto riesgo decir cualquier tontería o burla, o dar a conocer actos estúpidos de falsa valentía, porque eso, en estos días; por sobre todo eso, es un riesgo innecesario que se corre.
Definitivamente estamos sin protección alguna, definitivamente estamos a merced de esta ola de violencia sostenida, apadrinada por una infiltración y corrupción insospechada, que de solo poder enterarnos hasta dónde llega, nos parecería imposible de creer.
Y aunque creamos que las noticias de lo que ocurre en el noreste de nuestra patria, es una historia que no nos pertenece, que solo pertenece a las estadísticas y noticias que nos llegan todos los días, en realidad estamos más cerca de lo que creemos, pues lo de ayer es una muestra palpable de ello.
La paz nos fue arrebatada; ciertamente, esperamos que con la llegada de los nuevos gobernantes, de quienes podemos estar de acuerdo o no con su ascenso y triunfo, y en el caso de ser la segunda parte, definitivamente tampoco podemos desearles que les vaya mal, porque de sus buenas o malas acciones depende nuestro futuro, por lo que debemos desear que todo sea correcto en ellos estamos pues a merced de su accionar.
Apenas antier por la tarde, cuando pasaba por esa calle, vi saliendo de su negocio a quien ejecutaron; yo lo conocí de vista y de nombre desde que fui niño, y cuando lo vi me quise acordar de su nombre; calles más adelante lo recordé Armando Culebro.
Hoy tristemente es solo una negra sorpresa increíble, un número rojo más; otra estadística, en medio de esta angustia que tenemos que vivir a diario, una angustia que como dije al principio, tenemos que tragárnosla, ocultarla, porque alrededor de ese miedo están los nuestros.
Pero como dice el final de la canción: La marca del escorpión, del grupo Los Huracanes del Norte, en estos casos es mejor acotar: de todo esto no pregunten / vive más quien sabe menos.
Por eso y, discúlpenme que sea así, aprovecho todo lo anteriormente anotado para expresar una última reflexión, en parangón con ello.
Así las tragedias; todas. Así son las tristes sorpresas, que como esa misma a diario nos llegan y que nos mueven a otros derroteros, así son todas las decepciones; como nuestra paz que débilmente se yergue, y así tenemos que continuar en este andar, como estos muchos caminos que aún les queda tramo por recorrer.
Lo recuerdo precisamente ahora en este octubre, cuando cumplí 4 años de haber regresado por segunda ocasión a Meridiano 90.
Y así, aunque la vorágine de estas sorpresas que nos rodean y las personales, parecieran que nos pueden consumir, con o sin tristeza tenemos que continuar andando, seguir con la enseñanza del maestro Antonio Machado, porque aún sabiendo que todo tiene un principio y un fin; a veces eventualmente, la historia continuara.
Muchas gracias.
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Antonio Machado.
Es cuanto.